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En México, 22 mil trastornos de la alimentación son diagnosticados en adolescentes cada año
Falta fortalecer estrategias encaminadas hacia el diagnóstico y tratamientos especializados y oportunos
En México se diagnostican 22 mil casos, en jóvenes de 13 a 18 años, con algún tipo de trastorno de la alimentación cada año, afectando principalmente a las mujeres, en una relación de 9 a 1 en relación a los hombres.
Los principales trastornos alimenticios diagnosticados son la anorexia nerviosa, en el que las personas tienen una fijación con peso corporal bajo, y una talla y figura delgadas, por lo que la cantidad de alimento que ingieren es restringida, además de utilizar métodos purgativos como el uso de laxantes y diuréticos.
La bulimia nerviosa es otro de los trastornos más diagnosticados, ésta se caracteriza por episodios de atracones de comida con pérdida de control, culpa y prácticas no saludables como el vómito para compensar el atracón.
Está también el trastorno por atracón, cuya diferencia entre la bulimia reside en no tener conductas compensatorias para perder peso (inducir el vómito), consumen comida cuando no tienen hambre y se presenta también el sentimiento de vergüenza y culpa.
Por último se identifica el trastorno alimentario no especificado, que es todo aquel que no cumple con los criterios de anorexia o bulimia y tiende a ser un mezcla de conductas distorsionadas en su alimentación.
Esto lo comentó la psicóloga Soledad Aldana Aguiñaga, psicóloga adscrita al Servicio de Cirugía Bariátrica del Nuevo Hospital Civil de Guadalajara “Dr. Juan I. Menchaca”, al referir que los trastornos de la alimentación se consideran una enfermedad de la esfera mental, y por tanto deben ser tratados de manera multidisciplinaria por un equipo especializado en el tema y conformado por médicos, nutriólogos, psicólogos y psiquiatras, ya que estos trastornos comprometen la salud integral del paciente al afectar órganos y el funcionamiento metabólico causado por la desnutrición, además de las severas implicaciones a la salud mental.
La especialista reconoció que hay una importante brecha en materia de políticas públicas adecuadas a nivel nacional que proporcionen los recursos y herramientas necesarias para tratar, detectar y prevenir los trastornos de la alimentación.
“No hay estrategias para trabajar en esto y quienes lo hacemos estamos viendo cada vez más gente joven con estos trastornos que afectan su salud física y mental, su desarrollo óptimo. No hay una estadística real, por lo que debe haber un subregistro, pero en las atenciones vemos que van en aumento el número de casos”, explicó la psicóloga.
Reconoció que para que exista un trastorno alimentario hay múltiples factores implicados muy complejos como los genéticos, neurobiológicos, problemas de autoestima, intolerancia a la frustración, problemas en la familia, y factores externos como la imposición de un ideal de belleza desde muy temprana edad, el bullying y el acoso escolar, etc.
Por último, Aldana Aguiñaga invitó a los padres a estar muy alertas ante alguna manifestación de un posible trastorno de la alimentación, como la obsesión por el peso y la figura, tomarse muchas “selfies” de cuerpo entero, no comer con la familia, aislamiento, acudir al baño inmediatamente después de comer, entre otras señales que hagan sospechar la presencia de un trastorno alimenticio.
La observación y la convivencia con los hijos adolescentes son clave. Recomendó comer en familia para conocer qué come, qué le gusta. Otra manera es realizar actividades físicas juntos para ver su desarrollo, cómo está su autoestima, qué está pensando, cómo se comporta, verificar sus horas de sueño. “Darte cuenta de ciertos cambios te da idea de cómo está tu hijo, y ahí puedes actuar”, agregó.
Cabe destacar que este pasado 02 de junio se conmemoró el Día Mundial de Acción por los Trastornos de Conducta Alimentaria, con el objetivo de visibilizar este grave problema. El lema de este 2023 fue “Gente real, recuperación real, tratamientos reales”, para hacer hincapié en que una persona con algún trastorno de la alimentación puede recuperarse al 100 por ciento con un tratamiento adecuado.
Texto: Departamento de Comunicación Social HCG
Fotografías: Jorge Íñiguez, Departamento de Comunicación Social HCG